La obesidad es una enfermedad crónica, progresiva, que afecta aspectos biológicos, psicológicos y sociales de la vida de un individuo. Se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, de un incremento de la mortalidad y de una disminución de la calidad de vida.
La Organización Mundial de Salud (OMS) define la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
La obesidad se produce por un desequilibrio entre el balance energético, se consumen más calorías de las que se queman. Pero la obesidad es una patología mucho más compleja que esta simple ecuación e intervienen múltiples factores en su aparición.
En adultos, la clasificación internacional de la obesidad es la propuesta por la OMS y se basa en el Índice de Masa Corporal (IMC). Las personas cuyo cálculo de IMC sea igual o superior a 30 kg/m2 (igual para ambos sexos) se consideran que tienen obesidad.
La obesidad se puede medir mediante el IMC. Se calcula dividiendo el peso (kg) por el cuadrado de la estatura en metros. Por ejemplo, si un hombre o una mujer pesa 120 kilos y mide 1.65 metros, tiene el IMC igual a 44 (120 kg/1.65 x 1.65= 44). A nivel poblacional, el IMC ha demostrado una buena correlación entre la grasa corporal (no su distribución) y el riesgo para la salud.
La obesidad también se clasifica de acuerdo con la distribución del tejido adiposo en:
También denominada tipo androide con predominio de adiposidad en la mitad superior del cuerpo: cuello, hombros y abdomen. Este tipo de obesidad se asocia con un aumento del riesgo de enfermedades metabólicas (diabetes tipo 2, aterosclerosis, etc.).
Con predominio de adiposidad en los glúteos, las caderas, los muslos y la mitad inferior del cuerpo.
La fuerte asociación entre la distribución de la grasa a nivel abdominal y la enfermedad cardiovascular ha permitido la aceptación clínica de indicadores indirectos de grasa abdominal como la medición de la circunferencia de cintura. Los puntos de referencia en Europa para considerar obesidad abdominal son diferentes en ambos sexos: hombres superior a 94 centímetros y en mujeres superior a 88 cm.
En España, en un estudio publicado en el 2016 (Aranceta-Bartrina) con datos medidos mostró que:
La prevalencia de sobrepeso estimada en la población adulta española (25–64 años) es del 39,3% (intervalo de confianza del 95% [IC95%], 35,7-42,9%);
La de obesidad general, del 21,6% (IC95%, 19,0-24,2%), el 22,8% (IC95%, 20,6-25,0%) entre los varones y el 20,5% (IC95%, 18,5-22,5%) entre las mujeres, y aumenta con la edad.
La prevalencia de obesidad abdominal se estima en el 33,4% (IC95%, 31,1-35,7%), mayor entre las mujeres (el 43,3%; IC95%, 41,1-45,8%) que entre los varones (el 23,3%; IC95%, 20,9-25,5%), y también aumenta con la edad.
Las investigaciones han demostrado que a medida que aumenta el peso hasta alcanzar los niveles de sobrepeso y obesidad*, también aumentan los riesgos de las siguientes afecciones:
FUENTE :
https://www.cdc.gov/healthyweight/spanish/effects.html
https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/enfermedades/obesidad